Juan Hidalgo, Premio Nacional de Artes Plásticas 2016, personifica el espíritu del movimiento de vanguardia, con su esfuerzo constante por eliminar los obstáculos y hacer retroceder los límites de la creación. Su versatilidad en cuanto a maneras de expresión da fe de la importancia que presta a este concepto en sus creaciones poéticas, que están llenas de humor, sexo, ironía y desmitificación.

La fotografía en color Rosa, espejo y condón, 1981, utiliza el preservativo como ampolla rudimentaria que contiene dos elementos votivos, memoria y recuerdo que evita la prosopopeya y avanza por el camino del culto a los muertos a través del culto a lo más vívido y fértil, ese “seminario” particular: “depósito de semen”, tal como nos recuerda el artista en un etcétera de 1986. Un preservativo que en la década de 1980 pasó a ocupar un lugar especial en el imaginario de la población, como barrera natural frente a la pandemia del sida, y que los gays hicieron suyo como icono y arma imprescindible en su lucha contra la enfermedad. ("Un Juan Hidalgo más. Algo queer y etcétera". Xosé M. Buxán Bran)

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